Santa Teresa dejó tras de sí una obra espiritual profunda y muy rica, además de la fundación de numerosos conventos de carmelitas, siendo el último de éstos el convento carmelita de San José y Santa Ana, en la ciudad de Burgos, que data del año 1582. Este convento alberga diversas reliquias de Santa Teresa (alpargata, velo, carta autógrafa…). Destaca una notable escultura de Santa Teresa de principios del siglo XVII y un retrato de Cristo que la santa pidió que hicieran después de una de sus visiones.
Junto a este edificio encontramos el convento de las trinitarias, construido a principios del siglo XX.