De cuantos mitos literarios alumbró España, ninguno tan universal como el que constituye la figura legendaria del Quijote. Desde que en 1605 su autor, Miguel de Cervantes, diera la primera parte de El ingenioso hidalgo don Qvixote de la Mancha a la imprenta (la segunda vio la luz diez años más tarde, en 1615), han sido cientos, miles, las ediciones de esta obra y múltiples las lenguas a las que ha sido traducida.
Y si numerosas han sido las ediciones de la novela, no menos han sido las representaciones de nuestro mito y de sus fabulosas aventuras, tanto en las bellas artes (pintura y escultura) como en el dibujo, el grabado y las demás artes decorativas.
Junto a una cuidada selección de piezas y objetos decorados con temas quijotescos, procedentes de museos, instituciones públicas y particulares, se exponen algunos volúmenes del Quijote, de la notable colección que, procedente de donaciones particulares, conserva la biblioteca capitular de la Catedral de Burgos.