La iglesia de San Nicolás, una de las más antiguas de la ciudad, se ubica en un enclave privilegiado en pleno trazado del Camino de Santiago. La modesta apariencia externa de esta edificación y su proximidad a la Catedral, no permiten prever la belleza que esconde esta pequeña iglesia. Su espectacular retablo mayor es una verdadera filigrana en piedra.
Pero no es el único tesoro artístico que se puede descubrir en su interior, ya que en el edificio anexo se exhiben imponentes sepulcros, pinturas y una notable colección de tapices flamencos, quizá una de las mejores de Europa.
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